La legislación española establece que para poder ejercer en la sanidad pública es obligatorio, además de ser ciudadano comunitario y licenciado o graduado en Medicina, tener un título de especialista o MIR (médico interno residente), aunque se contempla la contratación de personal sin titulación MIR en casos excepcionales. La ambigüedad de esta última frase de la normativa, que regula el acceso de profesionales de la medicina a plazas en la sanidad pública, ha generado una situación “curiosa” que ahora autonomías como Madrid, están empezando a abordar en profundidad desde el punto de vista político.
De una parte, están los ciudadanos de países no comunitarios que vienen a España a formarse en su especialidad. Estas personas, han obtenido su título de medicina en sus respectivos países, lo han homologado ante las instituciones correspondientes en España, se han presentado y aprobado el examen que da acceso al MIR y cumplido sus años correspondientes de residencia. A todos los efectos son un especialista médico con unas aptitudes al nivel de las que tiene cualquier otro médico residente, salvo que no cuentan con la nacionalidad española.
De otra parte, está la necesidad de médicos de especialidades con alta demanda o, de cubrir plazas que, por estar ubicadas en lugares de difícil acceso, dar cobertura a varios núcleos poblacionales dispersos o a poblaciones “problemáticas”, no tienen demanda entre los profesionales de la medicina.
La lógica dice que, si tenemos médicos especialistas aptos y formados y plazas que cubrir, estas últimas se cubrirán con los primeros, ¿no? Pues no. Según nuestra legislación para que estos médicos no comunitarios, formados en España, puedan ejercer en la sanidad pública, tienen que volver a sus países de origen a realizar temas burocráticos: solicitar un visado que les permita trabajar, certificar documentación… Lo que supone que muchos de ellos se queden ejerciendo en sus países de origen y no vuelvan a España, perdiendo al médico y el dinero invertido en su formación.
Esto genera que haya plazas de especialistas que se quedan sin cubrir en los hospitales y centros de salud españoles para las que, en teoría, había un MIR formado. ¿Cómo se soluciona habitualmente este problema? Permitiendo el acceso a esas plazas a profesionales médicos, normalmente no comunitarios con nacionalidad española y tienen toda su documentación en regla. Tengan o no el MIR porque son “casos excepcionales”.
La primera comunidad en legislar para terminar con esta paradoja ha sido la Comunidad de Madrid, que va a permitir la contratación directa de médicos no comunitarios siempre que hayan superado el MIR en el sistema público de salud. De esta forma, salen al paso de la acción habitual de las comunidades autónomas, que firman contratos temporales a médicos sin título de especialidad MIR. Respecto a esto, los sindicatos acusan a la Administración de hacer un uso indebido de la ley y de utilizar esa laguna legal, imprecisa, para contratar ilegalmente a licenciados sin el MIR, profesionales extracomunitarios sin título homologado y facultativos que trabajan en una especialidad para la que no están acreditados, con la excusa de que falta de personal y cubrir urgencias. Como alternativa, los sindicatos proponen una ampliación de las plazas MIR y una mejora en las condiciones laborales de los facultativos.
Iniciativas como la de la Comunidad de Madrid, son un paso en la dirección adecuada para solucionar el déficit estructural de médicos especialistas de la sanidad pública española. Además, impacta positivamente en la calidad del servicio, al garantizar que la consulta es realizada por un especialista que ha superado el MIR.
¿Estás de acuerdo con la reforma de esta normativa?
¿Crees que solucionando el acceso de ciudadanos no comunitarios con formación MIR, se resuelve el problema de la falta de médicos? ¿O son necesarias otras medidas?
¿Si resuelve el problema, debería legislarse de forma coordinada en el resto de CCAA en la misma línea que Madrid?
Desde OK Doctor os animamos a proponer soluciones y nos gustaría conocer vuestras opiniones respecto a las cuestiones tratadas.