El pasado 30 de diciembre de 2019 se dieron a conocer algunos detalles del acuerdo de gobierno suscrito entre el partido socialista (PSOE) y Unidas Podemos, para garantizar la gobernabilidad del Estado español.
Hoy nos gustaría hablar de uno de los puntos del acuerdo que no tuvo la cobertura mediática que creemos que merecía. Estamos refiriéndonos a la reforma de la ley 15/97 que regula el sector de la sanidad privada en España. Según lo establecido en el documento, el primer paso es limitar la vinculación de los hospitales y centro médicos privados mediante convenios y conciertos con la sanidad pública.
Paradójicamente, eliminar a la sanidad privada de nuestro sistema de salud puede colapsarlo si no se toman antes medidas organizativas y de gestión del sistema público en su conjunto.
Hoy en día, y según los datos de la Alianza de la Sanidad Pública Española (ASPE), 12 millones de españoles utilizan la sanidad privada pagando sus servicios directamente o a través de compañías aseguradoras. Si a este dato añadimos los pacientes que reciben atención médica en centros privados a través de conciertos y convenios con la sanidad pública, la realidad es que el 29% de las cirugías que se hacen en España y el 23% de las urgencias, se gestionan en centros privados. En el caso de las pruebas diagnósticas por imagen, un 40% de las resonancias y un 17% de los TACs que se hacen en España, se realizan en hospitales y clínicas privadas.
Este trasvase de recursos y pacientes del sistema público al privado permite que la financiación pública que se hace hoy de la sanidad sea aceptable para su mantenimiento y no se produzcan problemas graves de atención. El coste para el Gobierno Español de estos recursos de la Sanidad Privada se estima en 36.308 millones de euros. ¿Qué os parece? ¿Mucho, poco? Supongo que depende de a quién le preguntes. Si preguntas a la “Sanidad Privada” contestarán que es poco, que incluso ahorran dinero del contribuyente porque gastan menos que la pública por paciente. Pero a mí me gustaría saber cuánto es ese gasto por paciente cuando se ajusta y compara por edad y severidad (por sus antecedentes y por el diagnóstico), ya que la privada no trata pacientes “complejos”, puesto que las cosas “grandes” tienden a enviarse a la Sanidad Pública y, por tanto, las cifras no son comparables directamente.
Pero ¿realmente nuestro sistema público no puede sobrevivir sin los centros privados? Aunque es la pregunta de moda, creemos que no es la pregunta adecuada. Ambos modelos sanitarios pueden y deben convivir alineados con un único objetivo la mejora de los indicadores de salud y la calidad de la asistencia a los pacientes. Por ejemplo, un paciente con sospecha de cáncer no debe esperar largo tiempo para hacerse las pruebas complementarias, y si es necesario hacer TAC o RMN en la privada por adelantar la cita 2 o 3 semanas me parece un gasto más que justificable, puesto que puede significar que el tratamiento empiece en un tiempo razonable. Por contra, que haya múltiples quirófanos sin utilizar por las tardes y fines de semana en todos los hospitales públicos y se deriven pacientes me parece difícil de justificar.
Considerar a la sanidad privada como un enemigo de la sanidad pública y perder la oportunidad de que ambas remen en la misma dirección es, a nuestro entender, un planteamiento miope que busca más un titular que un resultado positivo para todos los usuarios del sistema público de salud.
Lo que, si nos parece interesante, es que el sistema público de salud y las instituciones del Estado tomen medidas para mejorar la gestión y hacer un uso responsable de los recursos, disminuyendo el peso de la sanidad privada, sin incrementar el gasto de recursos, como abriendo quirófanos por las tardes como ya hemos mencionado, o extendiendo el uso de las pruebas complementarias durante las tardes y fines de semana.
Como ejemplo, en el Reino Unido se hacen TAC y RMN hasta horas intempestivas (las 12 de la noche o incluso más) todos los días, incluidos festivos, a pacientes ambulatorios. Tal vez ese horario es excesivo, pero desde luego están sacando el mayor partido posible a la inversión en equipos.
Creemos que una mejor gestión de los recursos en la sanidad pública facilitaría y mejoraría sobre todo la situación del paciente, ya que evitaría esperas en quirófanos o en pruebas de diagnóstico importantes, que en muchos casos se derivan a la privada. De otra parte, la sanidad privada también puede poner en marcha medidas de ahorro y de optimización de la gestión, mejorando el uso de los recursos por ambas partes.
Y tú, ¿Cómo lo ves? ¿Crees que la situación actual es la mejor que podemos tener o existen otras opciones?